Alecsandro juan gustavo
Ha sido un largo camino
La vida no ha sido exactamente lo que hubiese buscado como inspiración, pero es lo único que tengo a mi haber. Lo he tenido todo, mi mente fortalece esa creencia sin tapujos, a veces sobrepasa cualquier mesura, muchas veces caigo sobre mis heridas rodillas. Puedo permanecer viendo el tiempo transcurrir sin emitir ni siquiera la respiración.
detalles de una vida
Alecsandro Juan Gustavo, escritor; Alecsandro Adezeu, artista plástico; Alec Roulds.
Hijo de una mujer esforzada, con amplios conocimientos adquiridos a través de su inquieta versatilidad, la mujer más amable y cariñosa que pueda haber conocido. Hijo de un padre dedicado a la vida de su familia, un hombre ejemplar que nunca dudo en trabajar hasta incluso sudar gotas de sangre para llevar pan al hogar. Ingeniero sin título que en su trayectoria laboral ha sorprendido a más de un título. Innovador y creador de amplias tecnologías que han sido cedidas a nombres con poder.
Hermano de un hermano y una hermana con gran capacidad para amar y comprender.
Tutor de una perrita perfecta, Caluga Julieta, la perrita más adorable del universo.
Todo comenzó al nacer, la vida debía ser un paso con precaución, vivir creciendo con la doctrina de una religión nunca fue algo fácil de mantener. La convivencia social se hacía una carga muy difícil de sobrellevar, a menudo la idea de la religión azotaba las creencias de la sociedad en la que no encontraba manera para desenvolverse. Su hermana trataba de reparar la vida solitaria de su hermano mayor, jamás aceptó que su hermana pequeña se hundiese en ese agujero de soledad. A veces la soledad trataba de ahogar sus ojos con agua, su garganta aceptaba el dolor y mantenía seco el rostro que tanto ignoraba.
Estar en su hogar con su familia y sus importantes animales no humanos, era la recompensa más aliviadora que podía encontrar. Pero, aunque todo fuese tan brillante, la soledad nunca le abandonaba, sus juguetes eran su única compañía, la televisión fue su más ferviente amistad.
La religión que profesaba su madre no fue realmente un paso quebrado, ahí pudo utilizar el tiempo muerto para crear, dibujar en las reuniones era algo sagrado. Su mamá por su parte siempre incentivo la actividad de sus hijos. La lectura también fue muy beneficiada, el libro más conocido del mundo en sus manos para su estudio, dentro de eso también hubo un gran apego a diccionarios.
A los 13 años su incursión por las letras dio paso, la poesía antes ese momento no era más que el elogio de amantes pasionales, en una clase de lenguaje y comunicación pudo entender que apreciar lo amado es evocar pasión a cualquier ser o ente. Con eso su escritura se apegó a sus emociones del momento, agobiantes miserias que no lograba comprender, su madre al leer sus escritos comprendió que la vida de su hijo no era lo que ella deseaba para él, en un intento de borrar sus palabras arrojó a la basura el cuaderno en el que componía su trágica forma de ver la vida y los plazos que declaraba.
El tiempo no detuvo su presencia, la escritura había cesado, pero la necesidad de crear le hacía dibujar y pintar.
Su madre intentaba muchas cosas para motivar la vida de su joven hijo, ni siquiera él comprendía lo que le afectaba.
A los 16 años su vida dejó de latir, cualquier deseo de un futuro se había estancado, cuando supo de la muerte de su madre, su único pensamiento era la forma en la cual debía cometer suicidio. El suicidio nunca cumplió plazo, sus días se transformaron en un oscuro trance en el que estuvo sujeto a la nada. Incluso dentro del transe fue capaz de realizar algunos gritos que su insaciable necesidad por crear le estimulaban.
Al reconocer su enorme falencia para con una vida plena todo cobró razón, ser una persona con variados procesos humanos, le abrieron paso a la disputa que siempre tuvo con sus emociones, todo fue aclarado, los problemas estaban detectados, más aun así, lo que venía sería implacable. A pesar de todo, se levantó con la espalda curvada, dando el rostro que tanto había ocultado.